martes, 28 de agosto de 2012

Una noche no tan fría como su recuerdo...


Es una fría noche de invierno en la ciudad. El silencio que reina en la calle tan solo es roto por sus pequeños sollozos y sus suspiros al llorar. Sus lágrimas de cristal salen de sus ojos para refugiarse en el interior de su bufanda, heladas debido al frío que azota su cara. Sus pies caminan deprisa hacia ninguna parte, lleva varias horas andando sin parar y ya no los siente. Y de repente, para en seco. Para y cierra los ojos... Cientos de imágenes inundan su cabeza, miles de recuerdos, de palabras... Y en especial hay algo que la ahoga...


Te veo a ti y la veo a ELLA,
sí, vais cogidos de la mano,
vais riendo, vais jugando,
y me acuerdo...
Los recuerdos me salpican,
me matan, me emocionan
y me acuerdo...
De lo bonito que fue lo nuestro,
de las promesas, de los sueños,
de los enfados y del deseo,
de las maneras, de los besos,
tus caricias y tu canción,
tu voz...
tu voz cantándome al oído
y mis suspiros eternos,
las ganas de quererte,
las ganas de abrazarte,
las ganas de no soltarte...
Y me acuerdo...
Me acuerdo también
de lo que no quisiera acordarme,
de tu forma de decirme adiós,
de tu forma de matarme.
De esa palabra,
exactamente esa palabra
que consiguió devorarme.
Y fue en el momento justo
en el que me viste desmoronarme.
Y todos mis miedos
cobraron vida,
los celos
se convirtieron en envidia,
ya no te tenía...
ya se acabó...
Todo por esa palabra..
maldita palabra
que escapó de tus labios
sin ser llamada: ELLA.

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