martes, 31 de julio de 2012

Aquí y ahora.

Pi-pi-pi-pi, pi-pi-pi-pi. La dichosa alarma del móvil me despierta… Puff, ese sonido infernal. Tras quejarme varias veces y maldecirme otras tantas por no haberme acostado antes la noche anterior, cojo fuerzas y me levanto de la cama para apagarlo, aunque todavía con los ojos medio cerrados. ¿Qué hora es? ¿Las 10:30? ¿Para qué me pondría el despertador tan temprano…? Click, apago la alarma y me vuelvo a tumbar en la cama con el móvil en la mano. Miro la pantalla principal… “Martes 31 de julio”. ¿31 de julio?, ¿qué? No puede ser que estemos a un día de comenzar agosto… Así, sin darme cuenta se me ha pasado más de la mitad del verano. ¿Y todas las cosas que tenía pensadas hacer? Tenía una gran lista de cosas que hacer este verano… ¡y no he hecho ni la mitad! Tantas cosas en mi lista: Disfrutar al máximo de mis amigos y mi chico, viajar, aprender a conducir, decorar mi habitación, leer, ver 72369634876345 películas, decorar mi habitación, escribir, dibujar, pasar tiempo con mi familia, ponerme morena, bajar música, ir a la piscina, cenar cada viernes en un sitio distinto, hacer ejercicio, aprender italiano, ver mis series favoritas… En fin, tantos planes…

El tiempo ha pasado demasiado rápido y yo me he limitado a verlo pasar, a preocuparme en mi "lista de cosas por hacer" y en mis planes... Me he anclado en "lo que pasará", sin tener en cuenta "lo que pasa". ¿Sabéis cuál es el problema? Que siempre estamos tan preocupados por el futuro que nos olvidamos de vivir el presente. Siempre pendientes del porvenir, de los “planes” que ni siquiera sucederán, de deseos que nunca serán cumplidos, de personas que nunca llegarán. Siempre preocupados por cosas que todavía no han sucedido, ahogados en la angustia de lo venidero… ¿Y el presente? El presente lo malgastamos en vez de aprovecharlo; lo despreciamos e ignoramos, en vez de vivirlo, de exprimirlo al máximo y de estrujar cada segundo que nos brinda. El tiempo es caprichoso y, sin avisar, nos introduce en el futuro convirtiéndolo en presente. De ahora en adelante, he decidido ser yo la caprichosa y permitirme el lujo de engañar al tiempo, sin prisas, sin preocupaciones por lo que vendrá, sin ataduras a un par de manecillas, sin miedo. He decidido suprimir el futuro y olvidarme de mañana; y utilizar siempre el hoy, el aquí y el ahora. Saborearé cada instante, besaré lento, viviré rápido…




“Algunos están dispuestos a cualquier cosa, menos a vivir aquí y ahora.” John Lennon.



lunes, 23 de julio de 2012

Desconectar (I)

Hoy es uno de esos días que hubieras preferido quedarte en la cama. Ni frío, ni calor, ni hambre, ni sueño, nada. Vacío. Nada te llena. No tienes motivos para sonreír, pero tampoco para llorar; no estás cansado, pero tampoco tienes ganas de hacer nada. ¿Qué hacer? Todo te molesta, incluso tú mismo. Tú te molestas. No te gustaría tampoco molestar a los demás, por eso desconectas, te aislas, piensas, piensas… nada. ¿Qué pasa? NADA. Simplemente hay días que no y es que no. Quisieras desaparecer, cierras los ojos… Los abres con la esperanza de aparecer en otro lugar totalmente distinto, nada. ¿Qué tal un poco de música? Sí... La música siempre ayuda a desconectar, a evadirte, a pensar…

Cascos, reproductor en aleatorio. Leves acordes empiezan a sonar en mis oídos… La reconozco al instante:” Hey There Delilah” de Plain White T’s. Qué preciosa canción… Tantos sentimientos que me abordan, sensaciones, recuerdos… Tu recuerdo. Comienza a sonar la voz de Tom Higgenson… “Hey there Delilah don´t you worry about the distance, I’m right there if you get lonely…” No te preocupes por la distancia, yo estaré ahí si te sientes sola…” La canción habla sobre la distancia… DISTANCIA. Esa palabra que hace daño cuando se pronuncia, que produce escalofríos… A nadie le gusta la distancia, y menos cuando hay personas que queremos implicadas en ello. No voy a decir que no me dé miedo, pero unos cuantos kilómetros nunca harán cambiar mis ideas, mis planes, mi forma de ser o de pensar y menos mis sentimientos, que son más grandes que cualquier distancia. “Close your eyes listen to my voice, it’s my disguise, I’m by your side…” “Cierra los ojos y escucha mi voz… Estoy a tu lado.” La distancia no implica que alguien “esté lejos de nosotros”, las personas a las que importamos y que nos quieren siempre están cerca, de alguna manera, en nuestra cabeza, en nuestro corazón… Estar cerca o estar lejos es completamente relativo. ¿Qué es estar lejos?, ¿qué es estar cerca? Venus está “cerca” de la Tierra en relación a cualquier otro planeta del Sistema Solar, al igual que a mí me puede parecer que tu boca está demasiado “lejos” de la mía cuando las separa 1 milímetro. Ninguna distancia es lejos, como tampoco es cerca, simplemente es distancia. Ahora sí, hay dos opciones, todo es según el punto de vista desde donde lo mires… Podemos dejarnos llevar por ella, hacernos sus esclavos, vivir preocupados y sufrir, pensar en cada kilómetro, en cada metro y en cada centímetro que nos separa de aquello que nos importa, pensar que acarreará problemas y que nos hará daño… Pero también podemos decirle que no, pensar que estamos más cerca de lo que creemos , desayunarnos los kilómetros, comernos los metros y cenarnos los centímetros, pensar en el reencuentro, en lo poco que queda para tener eso que deseas a tu lado…


Sabes que te quiero y que ningún tipo de distancia podrá cambiarlo, por lo que saborea cada momento a mi lado, disfrútame, diviértete conmigo, abrázame tanto que cuando no esté cerca me sigas sintiendo.


“Oh its what you do to me ,oh its what you do to me, oh its what you do to me ,oh its what you do to me, what you do to me…“ Fin de la canción, segundos de silencio, comienza la siguiente...



jueves, 19 de julio de 2012

"Aaaay pequeña..."


Alguien dijo una vez: si deseas algo con mucha fuerza, déjalo en libertad. Si vuelve a ti, será tuyo para siempre. Si no regresa, no te pertenecía desde el principio.


Y entonces llegó hacia mí llorando y me fijé en los rasguños que tenía en los codos y en las rodillas, de la derecha brotaba un pequeño hilo de sangre de una herida. “¿Qué te ha pasado pequeña?”, le pregunté, y entre sollozos y balbuceos me contó que se había caído. Traté de calmarla, le aseguré que no pasaba nada y le dije que las niñas fuertes como ella no lloraban por una pequeña herida. Cuando se calmó, mientras le curaba la herida de la rodilla le pregunté cómo se había caído. Ella comenzó con su relato:

-“Pues salí a dar un paseo y mientras descansaba en un banco una mariposa preciosísima se posó cerca de mí. ¡Era enorme!¡ Tenía como cincuenta colores distintos! No, no… que digo cincuenta… ¡quinientos! Era la mariposa más bonita que había visto jamás… Por lo que la quería para mí, así que ahuequé un poco las manos y la cogí. Pero después de cogerla empezó a picarme mucho mucho la nariz y al rascarme la mariposa huyó. ¡No era justo! ¡Yo quería mi mariposa! Era la más preciosa que había visto jamás, ¿te lo he dicho ya?, bueno pues salí corriendo detrás de ella intentando cogerla, pero de tanto correr mirando hacia la mariposa me tropecé con una piedra y caí.”

Y suspirando le contesté, “Aaaay pequeña… si la dejaste ir una vez, ¿por qué vuelves a por ella? Fuiste tú quien decidiste dejarla escapar… No debes desear lo que ya dejaste ir… pues te acabará haciendo daño.”





miércoles, 18 de julio de 2012

Tiempos difíciles para los soñadores.

"La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante." Paulo Coelho.

En estos tiempos que corren parece que perseguir un sueño es de locos. Pues sí, yo soy una de esas "locas" que corren tras su sueño, que lo persiguen y dan todo de sí mismas por conseguirlos.


Desde pequeños tenemos sueños, todos soñamos con ser futbolistas, astronautas, super héroes, incluso princesas de cuento... soñamos con ser mayores, con crecer rápido y pensamos que nunca llegará. Pero pasa, y crecemos, nos hacemos mayores, y con ello, los sueños se complican. Perdemos toda esa inocencia y nos damos cuenta de que no es tan fácil como pensábamos, que no sólo basta con querer, también hay que esforzarse por conseguirlo, hay que luchar por ello y no parar hasta realizarlo. Yo he conseguido muchos de mis sueños, aunque también me quedan muchos por lograr, y también irán apareciendo nuevos e incluso puede que olvide sueños pasados... También es posible que no se lleguen a cumplir muchos de ellos, pero si no lo logro no será por no haberlo intentado.


Cuando no lo logras, cuando el camino se hace dificultoso y empinado es cuando llega la decepción... En esos momentos te gustaría ser ese niño inocente, despreocupado, cuyo sueño es ser super héroe y cuya mayor preocupación es si su madre le hará su comida favorita para comer... Pero es en ese mismo momento, en el momento de la decepción, en el que hay que coger fuerzas de donde no las hay y correr, correr detrás de lo que deseas, hasta que te quedes sin aliento, hasta que no puedas más, hasta que des lo último de ti con tal de conseguir lo que deseas.


Si no tienes un sueño, ¿para que respiras?, ¿para que caminas?, si sabes que tus pasos no te llevarán a ningún sitio, no te llevarán a conseguir lo que anhelas, a ser feliz, a probar el dulce sabor de tu éxito y a sentirte orgulloso de ti mismo por cada paso que has dado.





A partir de ahora, que vuestros sueños no se limiten a quedarse en la almohada. Que nadie os quite las ganas de soñar.