lunes, 31 de diciembre de 2012

O eso dicen...

Que otro año se nos va y, como es ya costumbre, nos dedicamos a hacer balance de todo lo sucedido. Recuerdas a todas las personas que salieron de tu vida, también a todas las que entraron, a toda la maravillosa gente que has conocido y también todos los enemigos que te has ganado. Recuerdas cada amor de autobús, de supermercado. También cada amor sincero, cada amor desbocado. Recuerdas también al cabrón que te dejó tirada, recuerdas todos los besos, todas las miradas. Te entra nostalgia por cada mágico momento, noches, viajes, cenas, conciertos. Te entristeces al recordar a los que se fueron sin avisar y ya no volverán. Sonríes cuando recuerdas promesas no cumplidas, cafés nunca tomados, “ya te llamaré” nublados. Recorres mentalmente uno a uno todos los capítulos de este año que se escapa… finalmente decides desechar todo lo que te hizo daño, pues parece ser que ha sido un buen año. Y te das cuenta de todo lo que ha cambiado tu vida en tan poco tiempo… “Año nuevo, vida nueva” O eso dicen… Y, como siempre, los dichosos propósitos, solo con el fin de convencernos de que los tiempos que llegan serán un poquito mejores.

Pero ¿sabes qué? Ni balances ni propósitos. Este año no brindaré por el pasado, tampoco por el futuro. Este año brindaré por el presente.


sábado, 24 de noviembre de 2012

Demasiados.


La cantidad de caminos por los que nunca pasearemos por el simple hecho de haber escogido la vía más rápida, la cantidad de oportunidades de ser felices que habremos desaprovechado por el miedo, todas las personas que no hemos conocido, disfrutado, amado…Cuantas palabras se habrán quedado atrapadas en nuestros labios, todas las historias no vividas por el miedo a arriesgar. La cantidad de besos y caricias que hemos desperdiciado,  todo lo que hemos perdido por orgullo, por negar lo evidente, por pánico a lo desconocido. Cuantas noches a su lado hemos dejado escapar y cuantas sensaciones hemos ahogado por no tirarnos a la piscina. Cuantos viajes olvidados por no haber cogido el tren. Cuantos “quédate conmigo” suspendidos en el aire, cuantas miradas nunca cruzadas. Cuantos sueños sin cumplir, cuantas canciones no compuestas, cuantos poemas sin rima. La cantidad de cuentos sin final feliz, sin final. Cuantos paisajes no conocidos y cuantos silencios inaudibles, cuantos “te quiero” no dichos por el miedo al “yo no”, cuantos “yo también te quiero” sepultados.

  

jueves, 13 de septiembre de 2012

Tan fuerte como lo nuestro.


No hay nada tan fuerte como lo que puedes llegar a compartir con una persona, y mas si esa persona es lo que tu necesitas día a día... parece un tópico, y lo es.
Pero la verdad es que eso a mi me da igual, porque nada es "tópico" cuando te noto cerca, cuando te siento conmigo, a pesar de la distancia que nos separa pero que nunca sera suficiente para destruir lo que tu y yo hemos creado.
Sé que es tu vida, y que todo es nuevo y difícil, lo único que quiero es que yo pueda formar parte de esa vida, que me hagas un hueco como siempre has hecho. También sé que yo a veces te lo pongo complicado y meto la pata, pero tú siempre me has dado oportunidad de seguir siendo esa persona.

No sabes lo afortunado que soy de tenerte a mi lado. Gracias.

martes, 28 de agosto de 2012

Una noche no tan fría como su recuerdo...


Es una fría noche de invierno en la ciudad. El silencio que reina en la calle tan solo es roto por sus pequeños sollozos y sus suspiros al llorar. Sus lágrimas de cristal salen de sus ojos para refugiarse en el interior de su bufanda, heladas debido al frío que azota su cara. Sus pies caminan deprisa hacia ninguna parte, lleva varias horas andando sin parar y ya no los siente. Y de repente, para en seco. Para y cierra los ojos... Cientos de imágenes inundan su cabeza, miles de recuerdos, de palabras... Y en especial hay algo que la ahoga...


Te veo a ti y la veo a ELLA,
sí, vais cogidos de la mano,
vais riendo, vais jugando,
y me acuerdo...
Los recuerdos me salpican,
me matan, me emocionan
y me acuerdo...
De lo bonito que fue lo nuestro,
de las promesas, de los sueños,
de los enfados y del deseo,
de las maneras, de los besos,
tus caricias y tu canción,
tu voz...
tu voz cantándome al oído
y mis suspiros eternos,
las ganas de quererte,
las ganas de abrazarte,
las ganas de no soltarte...
Y me acuerdo...
Me acuerdo también
de lo que no quisiera acordarme,
de tu forma de decirme adiós,
de tu forma de matarme.
De esa palabra,
exactamente esa palabra
que consiguió devorarme.
Y fue en el momento justo
en el que me viste desmoronarme.
Y todos mis miedos
cobraron vida,
los celos
se convirtieron en envidia,
ya no te tenía...
ya se acabó...
Todo por esa palabra..
maldita palabra
que escapó de tus labios
sin ser llamada: ELLA.

lunes, 13 de agosto de 2012

Lo esencial es invisible a los ojos (II)


Leí El Principito cuando tan sólo era una niña, en ese momento no supe apreciar todo lo que este libro escondía y llevaba dentro. He oído que siempre está bien leerlo en distintas etapas de tu vida, pues siempre despertará algo distinto en ti. Este fragmento es mi favorito, es precioso, y además tiene encerradas tantas cosas…

Para empezar, pienso que “el zorro” lo utiliza para referirse a la amistad, al amigo. Cada amigo es ese zorro deseando que se le domestique, que se le de cariño, ser único entre los demás, convertirse en algo importante, especial, irremplazable para su “dueño”; pero, claramente, todo esto es recíproco. Cuando tienes un verdadero amigo, lo necesitas, lo aprecias, sientes que no hay nadie como él… Tantas personas ahí fuera y, sin embargo, tú lo has elegido a él y él te ha elegido a ti. La verdad es que es tan difícil encontrar a un buen amigo… Dicen que se cuentan con los dedos de una mano y, aún así, te sobran dedos… no podría estar más de acuerdo. Cuando somos pequeños nos empeñamos en ser amigos de todo el mundo, creemos que cualquiera es nuestro “mejor amigo” y cuanta más gente haya en nuestros cumpleaños mejor. Pienso ver que esto no es así es uno de los momentos más duros por los que tenemos que pasar, solemos darnos cuenta cuando ya nos han apuñalado cientos de veces por la espalda y cuando estamos cansados de tanto caer. Al momento, nos sentimos destrozados, con el tiempo llegamos a apreciarlo, a comprenderlo y con esto, nos valoramos más como personas y también valoramos muchísimo más a los que de verdad están ahí, a los VERDADEROS AMIGOS.


Por otra parte, pienso que “la rosa” se refiere a la persona querida, a la media naranja, a aquella que nos complementa y que nos hace feliz. Lo que hace especial a tu rosa eres tú mismo, tú y el tiempo que has gastado en mantenerla y cuidarla, en hacerla especial. Somos nosotros los que hacemos que esa rosa sea única en el mundo, despreciando a todas las demás rosas, que están vacías y carecen de sentido e importancia… Muchas veces, damos con rosas con espinas, disimulamos el dolor y nos convencemos de que es única en el mundo, que es perfecta… hasta que llega el desengaño y con éste, la decepción. Por eso, cuando encontréis vuestra rosa debéis guardarla y cuidarla, pues es vuestra, sois vosotros los que lo habéis elegido así, los que la habéis hecho especial y única.


Y para terminar… El hombre ha olvidado tantas cosas… Estamos en una etapa de DES-humanización de la que ya es difícil salir… ¿Cómo se nos han podido olvidar cosas tan importantes? La decadencia de la sociedad es cada vez más clara y mientras, nosotros, estamos preocupados por lo material, por lo lógico, por todo lo que da la espalda al corazón. Hemos perdido toda esa ilusión por todo lo que nos inyecta esas dosis de alegría, por lo que nos hace realmente felices. “Lo esencial es invisible a los ojos”. Para por un instante, respira, siente como se llenan y vacían tus pulmones, nota como el viento te acaricia, lee entre líneas, observa esas pinceladas inapreciables, déjate llevar, escucha, no oigas; logra estimar lo que verdaderamente importa.


domingo, 12 de agosto de 2012

Lo esencial es invisible a los ojos (I)




Aquí tenéis mi fragmento preferido del Principito. Disfrutadlo :)



Entonces apareció el zorro.

-Buenos días -dijo el zorro.

-Buenos días -respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta, pero no vio nada.

-Estoy acá -dijo la voz- bajo el manzano...

-¿Quién eres? -dijo el principito-. Eres muy lindo...

-Soy un zorro -dijo el zorro.

-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-. ¡Estoy tan triste!...

-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-. No estoy domesticado.

-¡Ah! Perdón -dijo el principito. Pero, después de reflexionar, agregó:

-¿Qué significa «domesticar»?

-No eres de aquí -dijo el zorro-. ¿Qué buscas?

-Busco a los hombres -dijo el principito-. ¿Qué significa «domesticar»?

-Los hombres -dijo el zorro- tienen fusiles y cazan. Es muy molesto. También crían gallinas. Es su único interés. ¿Buscas gallinas?

No -dijo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa «domesticar»?

-Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro-. Significa «crear lazos».

-¿Crear lazos?

-Sí -dijo el zorro-. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...

-Empiezo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... Creo que me ha domesticado...

-Es posible -dijo el zorro-. ¡En la Tierra se ve toda clase de cosas...!

-¡Oh! No es en la Tierra -dijo el principito. El zorro pareció muy intrigado:

-¿En otro planeta?

-Sí.

-¿Hay cazadores en ese planeta?

-No.

-¡Es interesante eso! ¿Y gallinas?

-No.

-No hay nada perfecto -suspiró el zorro. Pero el zorro volvió a su idea:

-Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo...

El zorro calló y miró largo tiempo al principito:

-¡Por favor... domestícame! -dijo.

-Bien lo quisiera -respondió el principito-, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.

-Sólo se conocen las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!

-¿Qué hay que hacer? -dijo el principito.

-Hay que ser muy paciente -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca...

Al día siguiente volvió el principito. -Hubiese sido mejor venir a la misma hora -dijo el zorro-. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.

-¿Qué es un rito? -dijo el principito.

-Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días: una hora, de las otras horas. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. El jueves bailan con las muchachas del pueblo. El jueves es, pues, un día maravilloso. Voy a pasearme hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.

Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se acercó la hora de la partida:

-¡Ah!... -dijo el zorro-. Voy a llorar.

-Tuya es la culpa -dijo el principito-. No deseaba hacerte mal pero quisiste que te domesticara...

-Sí-dijo el zorro.

-¡Pero vas a llorar! -dijo el principito.

-Sí-dijo el zorro.

-Entonces, no ganas nada.

-Gano -dijo el zorro-, por el color de trigo. Luego, agregó:

-Ve y mira nuevamente a las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás para decirme adiós y te regalaré un secreto.

El principito se fue a ver nuevamente a las rosas:

-No sois en absoluto parecidas a mi rosa: no sois nada aún -les dijo-. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como era mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.

Y las rosas se sintieron bien molestas.

-Sois bellas, pero estáis vacías -les dijo todavía-. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado. Puesto que es ella la rosa a quien puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa a quien abrigué con el biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto que es ella la rosa a quien escuché quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa.

Y volvió hacia el zorro:

-Adiós -dijo.

-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

-Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el principito, a fin de acordarse.

-El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.

-El tiempo que perdí por mi rosa... -dijo el principito, a fin de acordarse.

-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...

-Soy responsable de mi rosa... -repitió el principito, a fin de acordarse.

martes, 31 de julio de 2012

Aquí y ahora.

Pi-pi-pi-pi, pi-pi-pi-pi. La dichosa alarma del móvil me despierta… Puff, ese sonido infernal. Tras quejarme varias veces y maldecirme otras tantas por no haberme acostado antes la noche anterior, cojo fuerzas y me levanto de la cama para apagarlo, aunque todavía con los ojos medio cerrados. ¿Qué hora es? ¿Las 10:30? ¿Para qué me pondría el despertador tan temprano…? Click, apago la alarma y me vuelvo a tumbar en la cama con el móvil en la mano. Miro la pantalla principal… “Martes 31 de julio”. ¿31 de julio?, ¿qué? No puede ser que estemos a un día de comenzar agosto… Así, sin darme cuenta se me ha pasado más de la mitad del verano. ¿Y todas las cosas que tenía pensadas hacer? Tenía una gran lista de cosas que hacer este verano… ¡y no he hecho ni la mitad! Tantas cosas en mi lista: Disfrutar al máximo de mis amigos y mi chico, viajar, aprender a conducir, decorar mi habitación, leer, ver 72369634876345 películas, decorar mi habitación, escribir, dibujar, pasar tiempo con mi familia, ponerme morena, bajar música, ir a la piscina, cenar cada viernes en un sitio distinto, hacer ejercicio, aprender italiano, ver mis series favoritas… En fin, tantos planes…

El tiempo ha pasado demasiado rápido y yo me he limitado a verlo pasar, a preocuparme en mi "lista de cosas por hacer" y en mis planes... Me he anclado en "lo que pasará", sin tener en cuenta "lo que pasa". ¿Sabéis cuál es el problema? Que siempre estamos tan preocupados por el futuro que nos olvidamos de vivir el presente. Siempre pendientes del porvenir, de los “planes” que ni siquiera sucederán, de deseos que nunca serán cumplidos, de personas que nunca llegarán. Siempre preocupados por cosas que todavía no han sucedido, ahogados en la angustia de lo venidero… ¿Y el presente? El presente lo malgastamos en vez de aprovecharlo; lo despreciamos e ignoramos, en vez de vivirlo, de exprimirlo al máximo y de estrujar cada segundo que nos brinda. El tiempo es caprichoso y, sin avisar, nos introduce en el futuro convirtiéndolo en presente. De ahora en adelante, he decidido ser yo la caprichosa y permitirme el lujo de engañar al tiempo, sin prisas, sin preocupaciones por lo que vendrá, sin ataduras a un par de manecillas, sin miedo. He decidido suprimir el futuro y olvidarme de mañana; y utilizar siempre el hoy, el aquí y el ahora. Saborearé cada instante, besaré lento, viviré rápido…




“Algunos están dispuestos a cualquier cosa, menos a vivir aquí y ahora.” John Lennon.



lunes, 23 de julio de 2012

Desconectar (I)

Hoy es uno de esos días que hubieras preferido quedarte en la cama. Ni frío, ni calor, ni hambre, ni sueño, nada. Vacío. Nada te llena. No tienes motivos para sonreír, pero tampoco para llorar; no estás cansado, pero tampoco tienes ganas de hacer nada. ¿Qué hacer? Todo te molesta, incluso tú mismo. Tú te molestas. No te gustaría tampoco molestar a los demás, por eso desconectas, te aislas, piensas, piensas… nada. ¿Qué pasa? NADA. Simplemente hay días que no y es que no. Quisieras desaparecer, cierras los ojos… Los abres con la esperanza de aparecer en otro lugar totalmente distinto, nada. ¿Qué tal un poco de música? Sí... La música siempre ayuda a desconectar, a evadirte, a pensar…

Cascos, reproductor en aleatorio. Leves acordes empiezan a sonar en mis oídos… La reconozco al instante:” Hey There Delilah” de Plain White T’s. Qué preciosa canción… Tantos sentimientos que me abordan, sensaciones, recuerdos… Tu recuerdo. Comienza a sonar la voz de Tom Higgenson… “Hey there Delilah don´t you worry about the distance, I’m right there if you get lonely…” No te preocupes por la distancia, yo estaré ahí si te sientes sola…” La canción habla sobre la distancia… DISTANCIA. Esa palabra que hace daño cuando se pronuncia, que produce escalofríos… A nadie le gusta la distancia, y menos cuando hay personas que queremos implicadas en ello. No voy a decir que no me dé miedo, pero unos cuantos kilómetros nunca harán cambiar mis ideas, mis planes, mi forma de ser o de pensar y menos mis sentimientos, que son más grandes que cualquier distancia. “Close your eyes listen to my voice, it’s my disguise, I’m by your side…” “Cierra los ojos y escucha mi voz… Estoy a tu lado.” La distancia no implica que alguien “esté lejos de nosotros”, las personas a las que importamos y que nos quieren siempre están cerca, de alguna manera, en nuestra cabeza, en nuestro corazón… Estar cerca o estar lejos es completamente relativo. ¿Qué es estar lejos?, ¿qué es estar cerca? Venus está “cerca” de la Tierra en relación a cualquier otro planeta del Sistema Solar, al igual que a mí me puede parecer que tu boca está demasiado “lejos” de la mía cuando las separa 1 milímetro. Ninguna distancia es lejos, como tampoco es cerca, simplemente es distancia. Ahora sí, hay dos opciones, todo es según el punto de vista desde donde lo mires… Podemos dejarnos llevar por ella, hacernos sus esclavos, vivir preocupados y sufrir, pensar en cada kilómetro, en cada metro y en cada centímetro que nos separa de aquello que nos importa, pensar que acarreará problemas y que nos hará daño… Pero también podemos decirle que no, pensar que estamos más cerca de lo que creemos , desayunarnos los kilómetros, comernos los metros y cenarnos los centímetros, pensar en el reencuentro, en lo poco que queda para tener eso que deseas a tu lado…


Sabes que te quiero y que ningún tipo de distancia podrá cambiarlo, por lo que saborea cada momento a mi lado, disfrútame, diviértete conmigo, abrázame tanto que cuando no esté cerca me sigas sintiendo.


“Oh its what you do to me ,oh its what you do to me, oh its what you do to me ,oh its what you do to me, what you do to me…“ Fin de la canción, segundos de silencio, comienza la siguiente...



jueves, 19 de julio de 2012

"Aaaay pequeña..."


Alguien dijo una vez: si deseas algo con mucha fuerza, déjalo en libertad. Si vuelve a ti, será tuyo para siempre. Si no regresa, no te pertenecía desde el principio.


Y entonces llegó hacia mí llorando y me fijé en los rasguños que tenía en los codos y en las rodillas, de la derecha brotaba un pequeño hilo de sangre de una herida. “¿Qué te ha pasado pequeña?”, le pregunté, y entre sollozos y balbuceos me contó que se había caído. Traté de calmarla, le aseguré que no pasaba nada y le dije que las niñas fuertes como ella no lloraban por una pequeña herida. Cuando se calmó, mientras le curaba la herida de la rodilla le pregunté cómo se había caído. Ella comenzó con su relato:

-“Pues salí a dar un paseo y mientras descansaba en un banco una mariposa preciosísima se posó cerca de mí. ¡Era enorme!¡ Tenía como cincuenta colores distintos! No, no… que digo cincuenta… ¡quinientos! Era la mariposa más bonita que había visto jamás… Por lo que la quería para mí, así que ahuequé un poco las manos y la cogí. Pero después de cogerla empezó a picarme mucho mucho la nariz y al rascarme la mariposa huyó. ¡No era justo! ¡Yo quería mi mariposa! Era la más preciosa que había visto jamás, ¿te lo he dicho ya?, bueno pues salí corriendo detrás de ella intentando cogerla, pero de tanto correr mirando hacia la mariposa me tropecé con una piedra y caí.”

Y suspirando le contesté, “Aaaay pequeña… si la dejaste ir una vez, ¿por qué vuelves a por ella? Fuiste tú quien decidiste dejarla escapar… No debes desear lo que ya dejaste ir… pues te acabará haciendo daño.”





miércoles, 18 de julio de 2012

Tiempos difíciles para los soñadores.

"La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante." Paulo Coelho.

En estos tiempos que corren parece que perseguir un sueño es de locos. Pues sí, yo soy una de esas "locas" que corren tras su sueño, que lo persiguen y dan todo de sí mismas por conseguirlos.


Desde pequeños tenemos sueños, todos soñamos con ser futbolistas, astronautas, super héroes, incluso princesas de cuento... soñamos con ser mayores, con crecer rápido y pensamos que nunca llegará. Pero pasa, y crecemos, nos hacemos mayores, y con ello, los sueños se complican. Perdemos toda esa inocencia y nos damos cuenta de que no es tan fácil como pensábamos, que no sólo basta con querer, también hay que esforzarse por conseguirlo, hay que luchar por ello y no parar hasta realizarlo. Yo he conseguido muchos de mis sueños, aunque también me quedan muchos por lograr, y también irán apareciendo nuevos e incluso puede que olvide sueños pasados... También es posible que no se lleguen a cumplir muchos de ellos, pero si no lo logro no será por no haberlo intentado.


Cuando no lo logras, cuando el camino se hace dificultoso y empinado es cuando llega la decepción... En esos momentos te gustaría ser ese niño inocente, despreocupado, cuyo sueño es ser super héroe y cuya mayor preocupación es si su madre le hará su comida favorita para comer... Pero es en ese mismo momento, en el momento de la decepción, en el que hay que coger fuerzas de donde no las hay y correr, correr detrás de lo que deseas, hasta que te quedes sin aliento, hasta que no puedas más, hasta que des lo último de ti con tal de conseguir lo que deseas.


Si no tienes un sueño, ¿para que respiras?, ¿para que caminas?, si sabes que tus pasos no te llevarán a ningún sitio, no te llevarán a conseguir lo que anhelas, a ser feliz, a probar el dulce sabor de tu éxito y a sentirte orgulloso de ti mismo por cada paso que has dado.





A partir de ahora, que vuestros sueños no se limiten a quedarse en la almohada. Que nadie os quite las ganas de soñar.